miércoles, 2 de noviembre de 2011

Consulta previa y acuerdos sociales por la gobernabilidad democrática intercultural

Consulta previa y acuerdos sociales por la gobernabilidad democrática intercultural
Por: Rodrigo Arce Rojas
Sea que estemos hablando de acuerdo o consentimiento como finalidad de la consulta previa, en el fondo lo que se trata es de favorecer un espacio de diálogo generativo para escuchar respetuosamente las diversas posiciones y en base a la solidez de la argumentación deliberar sobre las implicancias de las decisiones a tomar sea en uno u otro sentido. Esto significa la búsqueda de consensos con sentido de sostenibilidad, equilibrio y ponderación para la convivencia humana y la convivencia con la naturaleza y el cosmos.
Diálogo generativo implica la mutua voluntad de identificar objetivos compartidos a través de los cuales logramos que tanto el Estado como los Pueblos Indígenas movilicen pensamientos, sentimientos, actitudes, discursos y acciones para un encuentro armonioso de significados y sentidos orientados a lograr acuerdos sociales sostenibles. Bajo este enfoque se reconoce la necesidad de disminuir las brechas de poder para que la horizontalidad y el respeto puedan fluir libremente y se reduzcan las posibilidades de asimetría.
Para construir este diálogo de pares se requiere que pueda trabajarse cuidadosamente el componente de comunicación e información. Tanto Estado como Pueblos Indígenas tienen el deber de dar a conocer sus puntos de vista, sus perspectivas y hacer visibles sus objetivos, sus visiones, sus sueños y sus proyecciones. Pero además se requiere que el proceso comunicativo se verifique a plenitud lo que implica tanto la recepción de información, la búsqueda de información, la interpretación de la información, el entendimiento de la información hasta llegar a incorporarse como conocimiento.  No es sólo un proceso que va de un actor al otro y viceversa sino que también el proceso comunicativo pueda fluir al interior de cada actor de tal manera que democracia participativa y democracia representativa puedan fusionarse en un encuentro de significados y sentidos que favorezca el esclarecimiento de posiciones, lo que no implica atrincheramientos sino bases para el diálogo fecundo, generatriz.
Pero no estamos hablando únicamente de un proceso intelectual, sino que estamos reconociendo que en proceso de establecimiento de acuerdos también se movilizan historias, sentimientos y emociones. Por eso es que no se habla únicamente de articulación de cosmovisiones sino también armonización de cosmosentires. Los miedos, los temores, que luego se traducen en desconfianza, son reacciones naturales de las personas que necesitan ser atendidos y procesados para que los actores puedan asistir al diálogo con una predisposición psicológica favorable a la escucha, al respeto, y a la valoración de la diferencia.
Es aquí cuando la interculturalidad toma sentido. El reconocimiento que hay múltiples formas de entender y vivir el desarrollo o los contenidos de la vida plena. Interculturalidad que no sólo se da entre dos actores sino que también se constatan al interior de cada uno de los interlocutores. Más aún cuando se evidencian procesos de aculturación en doble sentido producto de la naturaleza dinámica que tiene toda cultura.  Es importante reconocer esta situación para no simplificar la relación dialógica entre los interlocutores y caer en cuenta que la construcción de identidades es un proceso permanente donde los factores de las relaciones humanan irrumpen cotidianamente en diferentes vectores y magnitudes.
La calidad del establecimiento de acuerdos sociales fortalece la gobernabilidad democrática intercultural. Contribuye también al fortalecimiento de actores sociales que con sentido de derechos  asumen la corresponsabilidad en la gestión del desarrollo. La consulta previa constituye por tanto una oportunidad histórica para hacer de la inclusión un proceso de mutuo reconocimiento y de valoración de la riqueza de la diversidad cual energía cultural contribuye a fortalecer el capital social, la cohesión y la integración armoniosa de todas y todos, condición fundamental para una vida plena de la sociedad con respeto a la naturaleza y su sacralidad cósmica.

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